viernes, noviembre 02, 2007

Absurdo

Despertar en una amalgama de lagrimas, nausea y retazos de sueño.
Sufrir la inevitable concretud de la sangre, las uñas y los huesos.
Adolecer las piernas, la linfa, las caderas.
Padecer las entrañas, las costillas, los dientes.

Ansias de siesta eterna
de coma
de narcosis
de anestesia.

Y de huir de lo tangible,
de las arterias,
del cuerpo
de la prisión de los labios,
los ojos
el esqueleto.

Agonizar la psiquis,
la emocion, lo percibido.
Enloquecer de nostalgias.
Enfermarse en recuerdos.

Desear

arrancarse

la piel

el miedo

y-los-de-seos.


Y resignarse
- finalmente resignarse -
al inevitable absurdo
de existir

con la humanidad a cuestas.