martes, agosto 14, 2007

Turbación

La tarde encontró a estas dos personas sentadas frente a frente, junto a la enorme ventana de un primer piso. El sol se filtraba generosamente a través de los vidrios. Afuera, Buenos Aires explotaba de gente, autos y colores. Adentro, sólo se oían sus voces y el zumbido de la PC.

Se suponía que era una reunión laboral como tantas otras. Saludo cortés, preguntas, respuestas, negociación, apretón de manos y adiós.
Se suponía que era uno de los tantos encuentros mecánicos que tenía todos los dias. Algo de rutina.
Se suponía que su unico interés era irse lo mas pronto posible con los papeles firmados.

Se suponia cualquier cosa, menos esta atracción que repentinamente sentía por la mujer que tenía enfrente. Esas ganas de colarsele dentro de la camisa, de averiguar que perfume tendrían sus cabellos, de saborear la piel de sus hombros.
Algo andaba mal. Muy mal. Esos pensamientos eran inaceptables para una persona felizmente casada.

Sin embargo, ahi estaban.

Milka era rubia, muy blanca y con algunos kilos de mas de los que dictaba la moda. Hablaba de una manera tan dulce que era imposible resistirse al deseo de abrazarla. Tenia un lunar en el cuello y una boca que invitaba al adulterio.

Milka explicaba las ventajas del ultimo producto de su empresa, ignorando que su interlocutor no la escuchaba en absoluto.
(Imposible concentrarse en el discurso de alguien, cuando se está luchando contra el impulso de zambullir la cabeza entre sus piernas)


- Otra de las ventajas de este modelo es..... disculpa, estas bien?

- Si, si, claro... por que no iba a estarlo? - respondió sonrojándose mientras jugueteaba con su alianza -

- No se, por tu expresión, me pareció... nada, disculpá, son ideas mias. No tomaste el café. Ya se te enfrió. Te hago traer otro.

- Eh....si, por favor. Mil gracias. - y sonrió tontamente-

Demasiado tontamente.


Luego de 20 minutos, un café y dos mil fantasias de toda índole, el acuerdo estaba firmado. Se despidieron en la puerta de la oficina con un beso en la mejilla y varias sonrisas.

Entró al ascensor y se sentó en el piso, tomándose la cabeza entre las manos. El corazon golpeaba con una fuerza desconocida. Le costaba respirar. No había zona de su pensamiento o de su cuerpo que no se sintiera turbada por esa representación tan dulce y tan salvaje de su propio deseo.

El ascensor llegó a la planta baja, y se apresuró a salir. Cruzó a toda velocidad la puerta de entrada del edificio, como si alejarse de ese lugar fuera sinónimo de exorcizar sus fantasias. Ganó la calle casi corriendo, y en el apuro, no vió que un hombre venia caminando, y lo llevó por delante.


- Che, tarada, fijate por donde caminas !!!!

- Disculpe...

- Que disculpe ni disculpe !! Sera posible !!!...
Estas minas, no saben ni caminar por la vereda y despues pretenden manejar...no te digo yo, que el mundo esta todo al revés...

Demasiado confundida como para responder, Julia se dió media vuelta y dejó al hombre aullandole su machismo a los vientos. Dobló rapidamente hacia una Av Corrientes repleta de teatros, casas de música y librerias.

Sonaba un tango.

Frenó. Inspiró profundo, sacudió su cabeza como desprendiendose de las ideas y continúo caminando. A partir de ese momento, se concentró en pensar con toda su fuerza en la comida que le iba a cocinar esa noche a su marido.

2 comentarios: